Entre las sectas, las sociedades secretas o incluso entre las religiones, desde siempre se han dado fórmulas para que sus miembros se reconocieran entre ellos. Por ejemplo, se afirma que los masones tienen una forma peculiar de estrechar la mano, que consistirĆa en apoyar el pulgar con alguna firmeza en los nudillos del saludado. Es la primera seƱal ante cualquier otro presunto masón a quien uno desea darse a conocer. Acto seguido, si el interĆ©s es correspondido, se procede al intercambio ritual de preguntas: condición, demostración, signo, toque y grado, y se concluye en un triple abrazo. Toda una parafernalia de formalismos que, como vemos, convierten a la sociedad masónica en algo mĆ”s que discreta.
Otro ejemplo aĆŗn mĆ”s curioso vendrĆa dado por los musulmanes de los primeros tiempos: AĆŗn en vida de Mahoma, cuando uno de sus adeptos saludaba a otra persona solĆa hacerlo siempre en plural, incluso si la otra persona se encontraba sola: "La paz sea con vosotros". En cierta ocasión se le preguntó al converso la razón de que usara el plural. La respuesta fue sencilla: "Te deseo la paz a ti y a tus dos Ć”ngeles de la guarda". Prueba evidente de que se creĆa en un Cielo lleno de Ć”ngeles, como predicaba el profeta. Y ese fue el saludo mediante el cual se identificaron entre sĆ los musulmanes de primera hora. Lógico, puesto que el Quraysh, o tribu dominante de La Meca, no estaba dispuesto a consentir la expansión del islamismo, que condenaba la existencia de un templo cargado de Ćdolos y que atraĆa a numerosos peregrinos, y persiguió cuanto pudo a sus primeros adeptos. Hoy en dĆa, los musulmanes se reconocen entre ellos por otras muchas seƱales y el saludo "la paz sea con vosotros" no debe dirigirse nunca a un infiel, salvo si se practica la taqiyya (hipocresĆa). Simplemente, la palabra "paz" alude al deseo de vida eterna y es impropio expresarlo a quien no sea un correligionario.
Al contrario que la discreción usada por los masones o el resquemor natural de los musulmanes primigenios, hay una ideologĆa que practica justamente todo lo contrario: el descaro, la propaganda, las propuestas pĆŗblicas mĆ”s aberrantes y ridĆculas... Todo con tal de que se hable de ellos, de hacerse populares y de expandirse, ademĆ”s de disponer de alguna posibilidad, por mĆ”s vil y retrógrada que nos parezca al resto, para lograr sus espurios objetivos. Esa ideologĆa no es otra que el nacionalismo, hoy por hoy tan daƱina como la que mĆ”s y dispuesta a lo que sea, comenzando por engaƱar al pueblo. Ya saben: "viviremos mĆ”s aƱos, seremos mĆ”s ricos, habrĆ” menos accidentes y enfermedades, y bla, bla, bla".
De ahĆ que ante el nacionalismo uno deba formularse las siguientes preguntas: ¿Hay que adentrarse en la imbecilidad para ser un seguidor del nacionalismo o simplemente basta con adquirir la condición de zombi? ¿AcompaƱan a cada nacionalista, pongamos los catalanes, en lugar de dos Ć”ngeles de la guarda dos demonios tan maliciosos como torpes? Porque de no ser asĆ es inconcebible que se le preste tanta atención al primer imbĆ©cil que les propone unas ideas tan descabelladas. Es el caso de un fulano llamado Jordi Molins, que ante la mirada atenta (casi solemne) de Jaume BarberĆ”, el presentador hiper separatista responsable del programa "Singulars", expone el mĆ©todo idóneo para que CataluƱa no sea "atacada" por EspaƱa si se declara independiente.
Tal mĆ©todo consiste en pactar previamente (en el mĆ”s absoluto de los secretos y como si de masones se tratase) la cesión a China de una base militar en Barcelona o Tarragona, donde los chinos pudiesen alojar cuantos navĆos de guerra creyeran conveniente, como por ejemplo portaviones y submarinos dotados con armamento nuclear. A la pregunta de BarberĆ sobre quĆ© opinarĆan los chinos ante la propuesta, el tal Molins responde que estarĆan encantados, dice literalmente: "se pondrĆan a dar saltos de alegrĆa", puesto que les servirĆa en buena medida para asentarse en el MediterrĆ”neo. Y sobre lo que opinarĆa Francia o el resto de Europa, el sujeto que lanza la idea viene a decir, con otras palabras, que la amenaza de cesión de una base a China no es mĆ”s que un chantaje para que a CataluƱa se le permita seguir en la UE despuĆ©s de la independencia, pero que en el caso de no aceptarse nada podrĆan hacer frente a una potencia nuclear como China.
Lo llamativo de este caso es que no hablamos de un programa de humor o de una parodia tipo "Polonia", donde las mayores barbaridades nacionalistas tienen su asiento. No, en absoluto, Jaume BarberĆ es un presentador incapaz de esbozar la mĆ”s leve sonrisa. Eso sĆ, con tal de satisfacer sus respectivos deseos independentistas ambos sujetos, Molins y BarberĆ , se muestran dispuestos a vender sus almas a los diablos que les acompaƱan. O lo que es lo mismo: Se sienten favorables a crear un GuantĆ”namo mediterrĆ”neo y darle las llaves de la base militar a la dictadura comunista china. No se trata, pues, de un "Adeu Espanya", sino mĆ”s bien de "On vas Catalunya?". A lo que cabe aƱadir: ¿QuĆ© no harĆ” la TV3 con sus siete canales con tal de mantener a su pĆŗblico debidamente amaestrado?
ArtĆculo de Pedro Espinosa GarcĆa, publicado simultĆ”neamente en http://batiburrillo2012.blogspot.com.es y en este Blog.